El huevo contiene una equilibrada proporción de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. Las proteínas aportadas por el huevo son de alta calidad, incluso superior a las de la leche, el pescado o la carne, por contener una gran cantidad de aminoácidos esenciales. Es un alimento bajo en calorías (70) y moderado en grasas
Las grasas que contiene el huevo se encuentran en la yema y se componen básicamente de colesterol y ácidos grasos, algunos de ellos esenciales, como el ácido linolénico. Por otro lado, las cualidades del huevo como alimento de rico aporte nutricional se completan con la presencia de determinados elementos antioxidantes, como ciertas vitaminas (riboflavina, niacina), o carotenoides, como la luteína y la zeaxantina (un huevo grande contiene entre 150 y 250 mcg de luteína y 200 mcg de zeaxantina, cuyo papel en la protección del ojo a la hora de prevenir la degeneración macular retiniana y la progresión de cataratas se ha constatado en diferentes estudios. Asimismo, la posibilidad de que la luteína ejerza también un efecto protector frente al proceso arteriosclerótico se ha defendido en diversos trabajos.
Diferentes estudios realizados han demostrado que no existe una asociación entre el consumo de huevos y la aparición y desarrollo de enfermedades cardiovasculares (Hu et al., 1999; Kritchevsky, 2004; McNamara, 2002; Nakamura et al., 2006; Natoli et al., 2007; Qureshi et al., 2007). Las recomendaciones nutricionales de la Asociación Americana de la Salud mantienen el máximo de 300 mg de colesterol por persona y día pero han rectificado y no limitan el consumo de huevos. Es importante destacar que otros compuestos del huevo como los antioxidantes (carotenoides, vit. E, selenio), fosfolípidos (lecitina y esfingomielina), vitaminas del grupo B y folato pueden contribuir a contrarrestar el posible efecto negativo del consumo de colesterol.
En la ambiciosa revisión realizada por el Dr. McNamara, que incluyó más de 160 estudios de las últimas décadas sobre colesterolemia, se hace hincapié en la idea de que 50 años de investigación sobre el consumo de colesterol no han conseguido demostrar que el colesterol de la dieta tenga un impacto importante sobre las cifras de colesterol plasmático, desechando así la creencia tan establecida de que a un determinado nivel de ingesta de colesterol le corresponde una cantidad proporcional de incremento de su tasa en sangre. Además, se evalúa la incidencia real que tiene el aporte de una cantidad extra de colesterol en la dieta respecto al nivel sérico de la colesterolemia y el riesgo cardiovascular, llegando a la conclusión de que esta influencia es pequeña y situándose en línea con diversos estudios epidemiológicos que demuestran que el aumento moderado específico del aporte de colesterol en la dieta no conduce a un incremento significativo del riesgo cardiovascular en la población
En la mayoría de los individuos el consumo de huevos no se asocia a niveles más elevados de colesterol en sangre (Fernández 2006), por lo que restringir de forma generalizada el consumo de huevos puede privar de muchos otros beneficios de este alimento a muchas personas. Por esta razón, las actuales recomendaciones de numerosas sociedades científicas y grupos de expertos no consideran la necesidad de limitar la ingesta de huevo a un número determinado de veces por semana.
Fuente: Instituto de estudios del huevo. http://www.institutohuevo.com/